martes, 17 de enero de 2017

De Ibertren a DCC. Mi historia con los trenes

El origen

Como otros muchos de los aficionados al modelismo ferroviario en España, parte de la culpa de nuestro vicio es de Ibertrén. Para los que contamos más de cuarenta primaveras, nuestros juguetes de niños eran el Scalextrix, Tente, otras muchas cosas... y "el Ibertrén".
Calidades y otras consideraciones aparte a "el Ibertrén" (porque era eso, "el Ibertrén" -de hecho mi madre le sigue llamando así y me chirría un poco-) le debo mi afición por los trenes tanto en miniatura como real. Fácil es desde la distancia en el tiempo, pueden ser 35 años en mi caso, hablar de la poca calidad de aquellos modelos comparado con otras marcas que llegaban de alemania (básicamente Marklin) y que no eran fáciles de encontrar en las tiendas; no digamos ya comparado con las calidades y funcionalidades de hoy en día.
Esos comienzos hicieron que poco a poco con el tiempo, y aún de chico, dedicase muchas horas más con ideas y sueños de grandes maquetas, a la vista de catálogos que podía conseguir en alguna tienda, que reflejándolo en la realidad ya que como todos sabemos se trata de una afición bastante cara ya para que quien tiene algunos ingresos y no digamos para un niñato de 15 años. El último proyecto, y un poco más serio, que quedó en el olvido fué el Iberama 560 que completé con todas las vías pero que al final no fue completamente funcional (faltaban cambios de vías mecanizados, paisaje, iluminación...)
Por tema de pesetas y de inquietudes la afición quedó parada en una larga hibernación.


Volver a empezar

Pasados los años, ya independizado y con tiempo, espacio y pudiendo dedicar algún dinerito a ello, recuperé la afición al encontrar mi vieja caja de trenes en un armario. Pero habían pasado 25 años y, a la vista de lo que leía por internet, bastante había cambiado el paisaje: Ibertrén no existía y el mundo de los ordenadores había llegado incluso a los trenes en miniatura.
Como internet lo sabe todo empecé a empaparme de fabricantes que no había oído nunca (Peco, Fleischmann, Roco y un larguísimo etcétera) y conceptos totalmente nuevos (DCC, retroalimentación, software de gestión de la maqueta...) además de descubrir muchos aficionados que compartían trucos e ideas a través de la web.
Al dedicarme profesionalmente a ella, la inclusión de la informática en los trenes supuso para mí un aliciente extra como si ya de por sí no tuviese bastantes y hacía del modelismo ferroviario un mundo casi nuevo.
Y volví entrar en él como un elefante en una cacharrería: caja de iniciación de Fleischmann con una central Twin Center y proyecto de hacer una maqueta en una habitación dedicada a ello.


Central digital Twin Center de Fleischmann. Imagen sacada de internet

No digo ahora que fuese una decisión no acertada pero se cumplió aquello que una vez escuché: empieza con un oval y poco a poco ve creciendo ya que de lo contrario no solo nunca acabarás la maqueta (algo que todos los aficionados saben: nunca se acaba una maqueta de trenes) sino que nunca la empezarás. En mi caso se unió con la llegada de dos churumbeles a la vez (¿no quieres sopa? pues toma dos platos) y pausa en la afición.


Esta es la definitiva, seguro

Afortunadamente esta última pausa no duró otros 25 años como la anterior y comprende desde hace cinco años hasta el día de hoy. La maqueta y su ampliación que muestro en sucesivas entradas es la que me está ocupando y la que debería entretenerme hasta la jubilación y más allá.
El espacio disponible es grande, ampliable y seguro que el sueño de muchos que por desgracia no disponen de él para su afición.
Me tengo que sentir afortunado por todo ello.

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